domingo, 8 de febrero de 2009

Inseminación Artificial

INSEMINACION ARTIFICIAL
Edgardo Alfonso Rudas González
Ginecólogo –Obstetra.
Endocrinología ginecológica y reproductiva
Universidad de Buenos Aires. U. B. A.

La más antigua de las Técnicas de Reproducción Asistida (TRA) es la Inseminación Artificial (IA).
Acrisio, rey de los Argos preocupado por no tener un heredero varón consulta al oráculo y este le predice que nacerá un nieto y que será el que le dará muerte. Para escapar a este destino, Acrisio encierra a su única hija Dánae en una torre de bronce, al amparo de todo contacto masculino. Zeus, enamorado de ella transforma su semen en una lluvia de oro que insemina a la joven durante el sueño. Con la llegada de Perseo, hijo de Dánae y Zeus, nace el mito de la Inseminación Artificial.La IA inseminación Artificial consiste en la colocación de una muestra de espermatozoides mejorados o tratados en una de estas partes del cuerpo de la mujer: la vagina, el peritoneo, las trompas de Falopio, en el cuello del útero o en el útero propiamente dicho. Se ha comprobado que la inseminación intrauterina es la más eficaz en cuanto a resultado, la más sencilla técnicamente y la menos molesta para la paciente.
El esperma se obtiene por masturbación, es recogido en un frasco estéril, después de un periodo de abstinencia sexual de tres días como mínimo. No se usan preservativos para su recolección, ya que estos, en general, contienen sustancias espermicidas o el material de fabricación puede ser toxico para los espermatozoides. Solo en algunos casos por motivos religiosos el semen se recoge en un preservativo especial libre de sustancias toxicas. No se aconseja obtener la muestra de semen por la interrupción del coito porque se puede perder la primera fracción de semen (split) que es la mas rica en espermatozoides en ella están mas del 80% del total de espermatozoides eyaculados.
En esta técnica, por lo tanto, no se fecundan los ovocitos artificialmente sino que los espermatozoides deben encontrar el óvulo en la trompa y el más hábil o el de mejor calidad conseguirá fecundar, si es que es capaz.La Inseminación Artificial permite solucionar dificultades no muy complejas como un semen levemente afectado en su calidad y/o cantidad. Alteraciones del cuello uterino o del moco cervical que dificulten o impidan el paso de los espermatozoides a su través, Es también la técnica que se emplea ante las dificultades para depositar el semen en la vagina dificultades anatómicas a la penetración o eyaculación, (en vaginismo, impotencia, anomalías genitales eyaculación retrograda o precoz) y por ultimo en mujeres sin pareja, recurriéndose al banco de semen. Son fundamentales un seminograma (ESPERMOGRAMA) o estudio del semen que nos diga que la calidad es lo suficientemente buena como para poder intentarlo, ya que si éste es muy pobre habrá que recurrir a la fecundación in Vitro, una histerosalpingografía o radiografía que confirme que las trompas o al menos una- son permeables, de lo contrario el óvulo y los espermatozoides nunca se encontrarían. Obviamente tiene que haber función ovárica para que se produzcan ovocitos, aunque no es imprescindible que la ovulación sea regular. La Inseminación Artificial se puede hacer por ciclo natural: la paciente ovula de forma espontánea, lo que se controla mediante ecografías a lo largo del ciclo. En su momento previo a la ovulación, cuando el folículo está maduro lo que se comprueba ecográficamente se induce la ovulación mediante una inyección de hCG y se realizan una única inseminación a las 36 horas o bien dos inseminaciones en dos días consecutivos. Ciclo estimulado: el objetivo es aumentar el número de ovocitos disponibles para incrementar la tasa de gestación, lo que lleva asociado un mayor riesgo de embarazo múltiple. Esta estimulación puede hacerse con diferentes fármacos orales o inyectables, y exige un adecuado control por el ginecólogo especialista en reproducción, que decidirá qué medicamentos y qué dosis es la adecuada para la paciente. Es, sin duda, la opción más empleada. Generalmente, en la IA intracervical o en la intrauterina, entre el 20 y 40% de los embarazos se consiguen durante los tres primeros ciclos .No se recomienda pasar de seis o siete ciclos inseminados. La inseminación embaraza a algo más de la mitad de las mujeres que lo intentan. Estos resultados disminuyen drásticamente a partir de los 39-40 años, no superando el 6% de gestación por intento. A las dos semanas de la inseminación, si ha habido embarazo, ya se puede detectar en sangre o en orina determinado la beta-hCG. Ecográficamente no será visible hasta al menos tres semanas después de la inseminación.Si no se consigue embarazo lo aconsejable a pasar a una fecundación in Vitro.

Infertilidad Psicógena.

Infertilidad Psicógena.
Edgardo Alfonso Rudas González
Ginecólogo –Obstetra.
Endocrinología ginecológica y reproductiva
Universidad de Buenos Aires. U. B. A. ,

Es evidente que la infertilidad crea una gran cantidad de estrés, sin embargo, no es necesariamente una relación unidireccional, sino que es bastante posible que, la infertilidad cause estrés y que este estrés pueda contribuir a la infertilidad.
Cómo influyen los problemas psicológicos en la génesis de la infertilidad? Se han sustentado una relación causal entre conflictos psicológicos tempranos y la presencia de infertilidad en la vida adulta. La mayoría de estos estudios se han realizado en mujeres con infertilidad de causa desconocida o inexplicada (5% de todas las causas de infertilidad) y han dado lugar al diagnóstico de "Infertilidad Psicógena".
El impacto que tiene en la pareja la condición de infertilidad, es múltiple: amenaza el proyecto de vida, altera el funcionamiento social, afecto la autoestima y la vida sexual de la pareja. La condición de infertilidad, puede ser considerada una situación de estrés crónico. La infertilidad impactará en forma distinta a cada persona y en esa particularidad de la respuesta jugarán un rol factores tales como el género, la personalidad del sujeto, su historia personal previa y también los estilos personales de enfrentamiento a situaciones adversas. También jugará un rol el diagnóstico de infertilidad (factor femenino, masculino o infertilidad de causa desconocida) y el significado psicológico que la persona le atribuye a ese diagnóstico. La interacción de la pareja con su red de relaciones familiares y sociales, así como las creencias presentes en el entorno cultural influirá en la respuesta emocional a la experiencia de infertilidad. Finalmente, el acceso a un adecuado tratamiento también incide en la respuesta psicológica El estrés puede influir en la respuesta a los tratamientos de infertilidad
El estrés ha sido conceptualizado como una perturbación de un estado de normalidad frente a un evento o circunstancia externa a la persona. Un mismo evento, entonces, puede tener distinto significado para cada persona y puede resultar más o menos amenazante de acuerdo a dicho significado y a los recursos psicológicos que esa persona percibe en sí mismo para enfrentarlo.


Los niveles de estrés producen alteraciones neuroendocrinas. Esto se canaliza a través de unos neurotransmisores que son la adrenalina, la noradrenalina y el cortisol. En situaciones de estrés crónico, el cuerpo produce cortisol y eso provoca un efecto inmediato de inmunodepresión que afecta al aparato reproductor, que está muy relacionado con las hormonas, tanto en los hombres como en las mujeres. Afecta más a las mujeres porque generan disfunciones habituales con los estrógenos y la progesterona, lo que también se refleja durante el embarazo y el parto.

Varios estudios postularon que la experiencia de haber experimentado rechazo materno en etapas tempranas del desarrollo producía sentimientos de hostilidad asociados a la idea de la maternidad, dificultades de identificación con el rol maternal y, por lo tanto, un rechazo inconsciente al embarazo. Otros estudios analizaban la infertilidad como un cuadro psicosomático
Se ha profundizado en las relaciones entre infertilidad, reacción de duelo y depresión. Algunos estudios apoyan la noción del impacto de la infertilidad en el funcionamiento psicológico de las personas, demostrando que la incidencia de depresión entre las mujeres infértiles duplica la observada en la población femenina general. En muchos casos, la depresión no puede ser considerada solamente una etapa en la evolución del duelo por la infertilidad, sino que constituye un trastorno en sí mismo, asociado a condiciones biológicas y psicológicas que es preciso tratar y que eventualmente estaría contribuyendo a la infertilidad. Esta precisión es posible hacerla con base al diagnóstico clínico y tiene importantes implicancias para enfocar el apoyo psicológico.

Las personas tienen capacidad de producir cambios en sus estilos de enfrentamiento del estrés que ha desencadenado la infertilidad como consecuencia del apoyo emocional y de nuevos aprendizajes (tratamiento psicológico personal o grupal). Los estudios sobre aspectos psicológicos relacionados con la infertilidad apoyan la necesidad de incorporar como parte de los tratamientos de infertilidad programas de consejería y apoyo psicológico para las parejas que sufren esta condición.
Si bien las parejas señalan en general su necesidad de consejería y apoyo psicológico, menos del 25% hacen uso de este tipo de servicios. Aunque las parejas no busquen consejería se sienten seguros de saber que pueden acceder a ella si lo requieren. Los pacientes más perturbados no son los que con más frecuencia buscan ser ayudados. Esto determina la necesidad de ser preactivos en estimular a las parejas a participar en actividades de educación y apoyo psicológico, incorporándolas como parte regular del tratamiento y enfatizando el valor preventivo de éstas.